extrañamiento

Para Sol y los chicos del "Brooklin madrileño", Oscar y Jesus



Manifestación por la despenalización de los Top-Manta - Puerta del Sol, Madrid - 13/02/2010 - Foto: J.
A veces pienso: mis clases no me parecen buenas... Hubo clases magistrales, pero la mayoría fueran presentaciones de textos, las cuales, en general, los alumnos se restringen a leer un papelito con los ojos bajos y la voz débil. No miran la platea alrededor. Tampoco cambian el tono de la voz. Y eso por la mañana me sueña fatal. Así es…

Sin embargo, hay pocas ponencias cuyos alumnos consiguen proponer una discusión, un debate crítico acerca de un tema. Sea la construcción de la masculinidad del hombre ibérico o las distorsiones occidentales en la interpretación del Corán, a veces se puede disfrutar de interesantes planteamientos. No más, clases sin emociones o charlas profundizadas. Toda queda entre las opiniones personales y testigos familiares (como hago yo acá).

A despecho de eso, una clase tuvo la capacidad de sacarme ese aire pesado que tiene casi siempre las demás. Una clase en una mañana que se siguió después de una cena en el piso de una amiga argentina, en compañía de dos españoles: un del norte (Galicia) y otro del sur (Andalucía). Eses chicos nos trajeron sus distintas miradas sobre los inmigrantes, los gitanos, los incorporados, los civilizados y los normales, desde el punto de vista europeo.

Nosotras latinoamericanas, contestábamos, preguntábamos, y dejábamos sorprender y provocar por las cuestiones y por la charla. Pues en la mañana siguiente, que me fui casi dormida a las clases, yo experimenté de hecho repasar los temas de manera especial: no hubo clase magistral o presentación de ponencias, sino un monologo de teatro, cuyos actores eran un inmigrante africano y una española madrileña que llenaron de sentimiento, visibilidad y expresaron de la manera más directa y honesta la cuestión de los inmigrantes en España.

El texto del monologo me lo compré y lo leí al volver para casa, en Renfe. Pero leer no tiene la misma fuerza que tenía cuando dicho en un español con acento y cargado de dolores y penas, recuerdos y olvidos, por un negro cuya piel no tiene solamente color. Tiene historia. Tiene lecciones para todos nosotros. No muestra el sentimiento de la persona que pasó por todo que pasó y hoy está acá, viviendo cómo inmigrante, con o sin papeles. En resumen, la cuestión central de todo (el tema de la conversación de anoche y objeto del monologo) es ese. Y, en verdad, todo que se habla cuando se habla de los inmigrantes es solamente eso.

“Tengo la impresión de que hay algo que hace que esto no sea una situación normal. Pero, a fin de cuentas, ¿Qué es el normal? Es normal que salga el sol al amanecer y también se ha convertido en normal que el dinero otorga poder a un ser humano sobre otros seres humanos. Sin embargo, qué argumentos tan diferentes necesito para justificar realidades tan dispares. ¿Qué es el normal? Normal es la muerte para muchos y, sin embargo, un extraño misterio para otros. ¿Normal es el hambre? Normal es lo que se convierte en norma. Pero las normas las hacen personas “normales”. ¡Personas normales! Es curioso las personas que hacen las normas no son precisamente “personas normales”, no nos cruzamos con ellas por la calle ni vamos en el mismo autobús, ni comemos juntos el mismo bocadillo. Quizás norma signifique aquello que aceptamos como normal lo que los “no-normales” quieren que aceptemos. Así que si esta situación no es normal, si no es norma que yo entre en su casa y les hable sin pudor, aunque las entrañas quemen, pues mejor. Mejor que no sea normal. Mejor que no nos acostumbremos. Las costumbres nos matan. Lo que es costumbre se convierte en norma y la norma en ley y la ley está contra mí. Todas las leyes están contra mí. Por eso no quiero acostumbrarme.”

(Un extraño, de Moises Mato)

¿Te gustó? Se estás en España puedes tener el Teatro Zero en tu casa. Para saber más visita su sitio web: http://www.teatroycompromiso.com/

1 comentários:

Sol dijo...

Bonito Jan... bonito leerlo una y otra vez. Y pensar que de verdad, nada da igual, y haberte conocido fue un accidente maravilloso.

Extráño-la visceralmente

(La)Sol

 
Copyright © oblogueobliquo